Catedráticos de toda España confirman que la tecnología ofrece “increíbles posibilidades” en muchos sectores como la educación o la medicina. No hay duda de que nos facilita el trabajo (por ejemplo a la hora de hacer la compra), pero muchos estudios hablan de un lado negativo que también está incluido en el lote. Estrés, insomnio, ansiedad, dependencia o adicción son algunos de los riesgos de la tecnología, aunque para muchos, el mayor inconveniente radica en como afectan a las relaciones humanas.
Hace unos años existía un “grupo de amigos”, mientras ahora existe “un grupo de whatsapp”. El Correo electrónico engulló al correo tradicional y ahora los emoticonos están ganando la batalla visual. Es habitual ver reuniones en las que todos los integrantes están en silencio mirando su pantalla del móvil. Se trata de un mundo virtual que crece a un ritmo endiablado, llevándose con él a las nuevas generaciones y a las antiguas, que también han sucumbido a los encantos del Facebook y sus “amiguetes”.
Entrevista a José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología
Es catedrático de Psicobiología (Universidad de Murcia) y ha enfocado parte de sus investigaciones a la “Ansiedad y adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital”, llegando a escribir un libro titulado “Tecno-estrés” sobre como superar “la inmersión forzada en las nuevas tecnologías para convivir felizmente con ellas”.
-PREGUNTA: En el pasado vivimos la revolución industrial, ¿estamos viviendo ahora la revolución tecnológica? -RESPUESTA: El automóvil, el teléfono o la televisión fueron grandes avances, pero ahora las nuevas tecnologías están abarcando prácticamente todas las áreas de la vida, incluido el trabajo y la vida privada. Se producen cambios muy rápidos a los que no es fácil adaptarse.
-P: ¿Y qué consecuencias conllevan esos cambios? -R: Nos estamos convirtiendo en periféricos del ordenador, excesivamente dependientes de estar permanentemente conectados. Por ejemplo, la jornada laboral se vuelve interminable en una clara invasión del trabajo sobre la vida privada, ya que muchas empresas tienen como requisito que su empleado lleve un dispositivo para localizarlo las 24h.
-P: Últimamente se está intentando mejorar un poco la privacidad. ¿Nos han dejado desprotegidos las nuevas tecnologías? -R: Hay mayor adicción y el acoso es más continuado.
Antes, entre los jóvenes, se reducía al entorno escolar mientras ahora puede extenderse mucho más allá. Los rumores maliciosos también pueden descontrolarse con la aparición de las redes sociales, que permiten la creación de perfiles falsos. Twitter, por ejemplo, es un mundo salvaje, y posiblemente por eso se ha estancado, a diferencia de Facebook, que es un entorno feliz (la gente no suele contar cosas malas) pero también algo irreal.
-P: ¿Todo ello afecta a las relaciones humanas? -R: Se producen muchos cambios, algunos incontrolables.
El fenómeno de la mensajería instantánea y la inmediatez es terrible. Me recuerda a la novela de Orwell “1984” en la que la pantalla de TV te está viendo pero no sabes cuando. Ahora los demás saben cuando estamos en línea, provocando una clara invasión de la intimidad.
-P: ¿Cómo afectan estas transformaciones a las distintas generaciones? -R: Los nativos digitales (nacidos en los 90 y sobretodo 2000) se adaptan con facilidad a los cambios, mientras las generaciones anteriores tienen una curva de aprendizaje más lenta. Algunas personas mayores se adaptan porque están motivadas, ya sea debido a que tienen un hijo o un nieto en el extranjero o estén en grupos de interés donde puedan compartir fotografías, vivencias, viajes, recetas de cocina…
-P: Y como docente, ¿qué cambios detectas en la educación de los jóvenes? -R: En la Universidad nos obligan a usar las nuevas tecnologías.
Por ejemplo, el Power Point provoca pérdida de atención en los alumnos que sólo están pendientes de si luego lo colgaré en el campus virtual. Además los jóvenes confunden información y experiencia, ya que hay cosas que no se pueden aprender sólo estando delante de una pantalla. También tienen problemas para distinguir la información fiable de la que tiene un origen dudoso en la red.
-P: ¿Han cambiado las estrategias comerciales? -R: Existe una obsolescencia programada. El consumo se ha aliado con las nuevas tecnologías. Los móviles de última generación sólo tardan un par de años en pasar de moda y ser mejorados por otro modelo, lo que demuestra que la mercantilización está ganando la batalla.
-P: Para acabar, cuéntenos alguna conclusión sobre sus últimas investigaciones… -R: Estamos investigando como afectan las nuevas tecnologías a la calidad del sueño de los universitarios. Cuanto más las usan, menos duermen, debido a muchas razones que están relacionadas. Por ejemplo, se acuestan más tarde o si se desvelan de madrugada miran el móvil, algo que antes no sucedía. En mi facultad, por ejemplo, los estudiantes duermen una media de 6 horas, creándose un estrés añadido de sueño y pudiendo afectar a su rendimiento.